Querida amiga:
Hace mucho tiempo que quiero decirte lo mal que me siento desde que dejamos de hablarnos.
Fuimos muy amigas desde la infancia. Muchas veces nos enojamos pero siempre lo olvidábamos y seguíamos nuestra amistad. Pero ahora esa linda amistad que nos unía quedó en el olvido desde que dejamos que un hombre se interpusiera.
No estoy celosa como tú lo dijiste, pero es que ese hombre no te merece.
Sé que al principio me sentí feliz cuando ví que al fin tenías una pareja, alguien que te amara por y como eras, que se sintiera orgulloso de llevarte a todos lados. Amiga, ¿que más podría yo desear que tu absoluta felicidad? Pero una noche tu novio se desenmascaró cuando intentó besarme. ¡Me sentí ofendida, sobre todo por ti, que eras mi hermana¡ Se lo dije y se rió, dijo que era normal que la mejor amiga de la novia también se acueste con el novio. La ira me invadió y dándole un sopapo le contesté que esa no era mi forma de ser y que si no se comportaba bien contigo, te lo contaría. Me miró con sorna y me dijo que tú no lo creerías porque estabas loca por él. Desde entonces me alejé un poco, esperando que todo se resolviera a tu favor, no quise contarte para no entristecerte. Lamentablemente él si te contó, no sé que, pero te puso en mi contra, me mirabas desconfiada, por último me dijiste que estaba celosa de ti.
Ay amiga, no sabes cuanto me dolió. Intenté contarte, pero ví que sería inútil, así que opté por irme, pero un día escuché una conversación de dos amigas nuestras que contaban como te engañaba con ellas. Por esa razón y porque te quiero, es que decidí escribir esta carta, ya que no quieres hablarme. Ojalá la leas y no la destruyas, averigua por favor y no tomes decisiones equivocadas. Abre tus ojos y pon a un lado ese velo que te impide ver más allá. Cuando estés dispuesta, llámame, estaré esperándote para abrazarte y llorar contigo.
Tu siempre amiga
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